METRICOOL

sábado, 20 de mayo de 2023

CAMBIO DE HORA



El reloj retrasó su hora, la luz cambió. Amaneció tan antes como antes se puso el sol. Hora concedida al alba como robada lo fue a la tarde. Me trastoca, me afecta, me irrita, me molesta y descoloca. Apenas una hora que rompe mi paz, mi calma, mi ritmo. Una hora que me engaña cuando despierto ofendido por la impertinente luz del sol. Hora que me falta cuando cae la tarde, la oscuridad acecha y el ocaso se apodera de las horas que todavía faltan para que busque reposo. Y en mi desorientación veo, al trasluz de la luz de las velas, la silueta de tu desnudo cuerpo paseándose elegantemente por el salón. Dudo de mi vista, pero tu perfume me lo confirma, eres tú. Piel brillante que refleja la tintineante luz de las candelas. Y lo que parecía imposible cobra vida. Y mi cuerpo, confundido por el cambio horario, recupera fuerzas. Y se manifiesta alerta y deseoso de probar y disfrutar el calor de tu cuerpo. El tiempo pasa inexorablemente, igual que tu cuerpo pasa de un lado a otro de la estancia, acercándose provocadoramente a mí. Nos cruzamos y, alargando las manos, las entrelazamos dejándonos llevar por la suave melodía que de fondo suena. Te miro y disfruto de la vista que tu cuerpo me ofrece e, indisimuladamente, acerco mis labios a los tuyos que con pasión me reciben. Nos besamos, largo y apasionadamente, al tiempo que nuestros cuerpos se rozan, las pieles se erizan, las carnes se yerguen y los delicados rincones se humedecen destilando néctares dulces y sabrosos. El calor nos funde y mi granítico miembro se cuela entre tus algodonosos muslos. Tus elixires me riegan haciendo de la fricción un gozoso roce. Nuestras lenguas se anudan, mis manos te atraen, tirando de tus nalgas hacia mí al tiempo que clavas tus uñas en mi espalda. Se oyen gemidos, respiraciones agitadas. Las caderas se agitan nerviosas y la cópula se ejecuta, deslizándome por tu cueva lenta pero ininterrumpidamente, hasta topetear en tu cuerpo con mis colgantes atributos. Gruño de placer. Me aprietas y frotas en tu interior haciéndome perder la noción del tiempo. Empujo y empujas mientras nuestros cuerpos sudan. Aumentas el ritmo. Jadeas. Tus pezones delatan el fuego de tu vientre que mi miembro quema, y los muerdo. Me arengas. Sigue, no pares, en mi oído susurras, mientras nuestros pubis chocan, aplastando, envite tras envite, tu sonrosado y desnudo caramelo que sobre tu vulva asoma. Me arañas, te follo, te corres, me mojas. Y al compás de tus contracciones mi miembro ordeñas, inundando tu cuerpo que aflojado queda. Te abrazo, me besas. Y mientras recuperamos el aliento resbalo de tu cueva. Abrimos los ojos, luz de velas, la música suena, el reloj sigue marcando las horas.


 

viernes, 19 de mayo de 2023

LLUVIA DE OCTUBRE



Con las gotas de lluvia resbalando por los cristales del salón, nos entregamos uno al otro sobre la mullida alfombra frente al gran ventanal. Húmeda tarde de octubre que contrastaba con el calor de nuestros cuerpos, provocando que de nuestra piel emanara un ligero vaho, propio de la condensación por la traspiración y el cálido calor del fuego de la chimenea. Y la lluvia arreció al tiempo que nuestros muslos se enredaban. Y el hipnótico sonido de la lluvia se mezcló con nuestros tímidos susurros y gemidos. Y el cielo tronó cuando en tus carnes me enterraste sin piedad, ávida y deseosa de sentirte plena. Y de mi garganta arrancaste gruñidos exasperantes al sentirme prisionero bajo tu cuerpo, atrapado por tu pasión, animal indefenso ante la voracidad de su depredador. Me retorcí cada vez que con tus nalgas aplastabas mis atributos, cada vez más hinchados, más congestionados, más mojados por la mezcla de nuestros propios elixires que resbalaba de tu oculta flor. Ahogabas mis roncos gruñidos que intentabas evitar, tapándome la boca y agarrándome por el cuello, buscando privarme de sentido, evitando que ese excitante sonido te arrastrara al summum del placer, anhelando prolongar eternamente ese inigualable gozo. Estéril esfuerzo, pues con el redoble de la lluvia tus caderas redoblaron sobre mí, tiritando temblorosas, rítmicamente, sincronizadas con las palpitaciones de mi miembro que, sin remedio, se derramaba en tu interior, hasta quedar exhaustos, complacidos, sudorosos, satisfechos. Y la lluvia cesó en el momento en que te mesaba el cabello, justo cuando apoyaste tu cabeza en mi pecho, en el preciso momento en que nuestra respiración recuperó la paz.


 

jueves, 18 de mayo de 2023

TARDE DE OTOÑO



La tarde se presta a delicados placeres. Otoño incipiente de rojizos ocasos. El incienso se huele, la música suena, el aceite se templa. Los cuerpos esperan. Mientras tu mirada fijas en la luz de mis pupilas alargas tu pierna. La apoyo en mi pecho, derramo unas gotas del untuoso y aromatizado líquido que caliente sobre tu piel brilla. Comienza la orgía. Masaje excitante que prepara el cuerpo para que la excitación fluya. El corazón galopa, la respiración se agita, los sexos se muestran, explícitos, sin vergüenza, descarados, con deseo, erguidos, mojados, abiertos, dispuestos a consumar la cópula. Cuerpos calientes que al compás de la música las pelvis cimbrean. Aumenta el compás, se acelera el ritmo, el clímax explota. Sudoroso abrazo el que tras el encuentro en mi cuerpo te arropa. Te beso, te calmo, te acaricio. Te amo.


 

miércoles, 17 de mayo de 2023

SOLITARIO RELAX




 

Se acerca el fin del verano y aprovecho los últimos días para terminar de cargar las pilas. Disfruto de la memoria de nuestros momentos, ahora que ya regresaste a Madrid. Busco los rincones, entre los dos descubiertos y recalo en esa solitaria playa, a la mágica hora en que no la tengo que compartir con nadie. Desnudo me baño y disfruto de la placentera sensación de ser acariciado por el agua en toda la extensión de mi piel. Me tumbo, medio sumergido, apoyado en los codos, apenas con mi cabeza y mi torso fuera del agua. Relajado y solitario baño, acunado por el rumor de las olas. Paz interior. Cierro los ojos, dejo caer la cabeza hacia atrás y a mis recuerdos vuelves, como una amazona poderosa. Y mi cuerpo se excita al sentir mis atributos yendo y viniendo entre mis muslos chocando con ellos por el suave movimiento de la mar. Y más se altera cuando te recuerdo, en esa misma playa, en esa misma posición. Cuando hacía apenas dos días me tumbaste y me montaste, agitando mi sexo como ahora hace la salada agua. Cuando dejaste caer tus senos en mi rostro para que los buscara con mis labios. Cuando buscaste exprimirme, presa de tu placer, aplastando mis testículos con tus nalgas. Cuando te desbocaste y me cabalgaste con un endiablado brío. Cuando derrumbada caíste sobre mi pecho y buscaste mi boca con tu boca. Cuando exploté en tu interior, y como un volcán en erupción, no pude contener la lava ardiente que te inundó y satisfizo. Y ahí, en mis recuerdos, mi cuerpo se abandonó a ese irrefrenable deseo de placer inminente. Te deseo.

martes, 16 de mayo de 2023

HIELO



Derrite es hielo sobre mi piel caliente. Apaga mi fuego con tu vientre ardiente.


 

lunes, 15 de mayo de 2023

OSCUROS BESOS



Sólo nosotros sabemos lo que esos besos significan. Sólo nosotros sabemos el destino de esa boca. Sólo nosotros sabemos los placeres que mi lengua evoca, cuando entre tus nalgas se arrastra y éstas tiritan. Sudor, placer, mojados sexos, angustia, calor, gozo supremo, pieles y lenguas, clímax extremo.


 

domingo, 14 de mayo de 2023

SOLEDAD EN LA PLAYA




Despierto temprano y busco mi soledad. Playa escondida y desierta donde dejar que mi cuerpo disfrute desnudo de los primeros rayos de sol. Baño furtivo mientras el sol se despereza. Libertad de sentir el agua acariciando hasta el último centímetro de mi piel. Inspiro y escucho el rumor de las olas en la playa. Siento paz y en ese momento te recuerdo durmiendo y pienso si no hubieras preferido que te despertara para compartir juntos este momento. Para jugar entre las olas, para abrazarnos desnudos en el agua, para robarnos besos salados, para hacer cómplice al astro rey de la ardiente pasión de nuestros cuerpos en ese idílico lugar, para abandonarnos al amor, para sentirnos en plenitud, para luchar por el placer en la guerra del lascivo encuentro. ¿Te despierto y vienes?

 

sábado, 13 de mayo de 2023

DULCE MORDISCO



Amanecimos con unas ganas desmedidas cuando la luz irrumpió en el dormitorio y, mientras desvelaba nuestro sueño, despertaban nuestros sexos que, inexplicablemente, se mostraron necesitados de satisfacer el primitivo instinto de la cópula.

Unos besos bastaron para que nuestros muslos se enredasen y, a la vez que nuestras lenguas se anudaban ávidas, nuestras anatomías se encajaron cuando con mi cuerpo te cubrí mientras yacías boca abajo, sintiendo los dos una gozosa placidez al llevar al extremo la ejecución del acto con una profundísima penetración, facilitada por tu habilidad para elevar las nalgas.

Comenzó el baile de la turgente carne, con lascivos movimientos, sin ser conscientes de que se aceleraban exponencialmente de manera proporcional a la excitación y el placer que sentíamos.

Mi cintura se desbocó cobrando vida propia, obedeciendo rigurosamente las indicaciones de tus gemidos ahogados, palabras sueltas casi ininteligibles que anulaban la voluntad de mi razón, al tiempo que con tu mojado sexo obrabas tortuosamente sobre mi miembro erguido, que se movía con desesperación en tu interior.

Tu agitada respiración, los espasmódicos movimientos de tu culo, la generosa humedad entre tus piernas y un desgarrador “para que me corro”, me hicieron saber que estabas en ese punto de no retorno. Contradictorio ruego el tuyo, cuando lo que deseabas precisamente era eso, alcanzar el clímax que estabas rozando con los labios de tu sexo.

Tus súplicas resultaron infructuosas, no pudiendo evitar que tus muslos se empaparan cuando sentiste ese dulce mordisco en el lóbulo de tu orejita.

Momento culmen de sincrónico gozo y mientras te contraías rítmicamente sobre mi erección, abundando en tu humedad, me exprimías con desconocido arte hasta dejarme seco y sin aliento, posando mi pecho sobre tu espalda, cayendo sobre tu cuerpo, quedando los dos inmóviles, expuestos e indefensos ante los ya descarados rayos de sol.


 

viernes, 12 de mayo de 2023

OLAS Y MAREAS




Amanezco sudoroso por el intenso calor de esta noche de verano y lo primero que hago es girarme, contemplarte desnuda sobre las sábanas y deleitarme con tu cuerpo yaciente, con ese brillo de tu piel, con tu tacto de melocotón, con esas curvas de mujer rotunda, con ese gesto sereno de merecida placidez, esbozando una leve e inocente sonrisa que, a su vez, me hace sonreír por intuirte dormir satisfecha y feliz.

Y me dirijo a la ducha, dispuesto a refrescarme y terminar de despejarme y, con el agua tibia tirando a fría, meto mi cuerpo bajo el chorro de la alcachofa, levanto la cara y dejo que salpique mi rostro, mientras respiro por la boca y siento como resbala por mi cuerpo desnudo.

Recuerdo tu rostro de bella durmiente, con ese gesto de falsa ingenuidad, y a mi mente viene el brillo de tus ojos a la luz de la luna, dibujando con tus labios una leve sonrisa que te hacía parecer engañosamente frágil.

Y sigo recordando cómo te sentaste sobre mi cuerpo tumbado boca arriba, cómo alargaste tus manos y cogiste mis muñecas, llevando mis brazos sobre mi cabeza, como te mordiste el labio inferior, asegurándote de que te mirara, mientras movías alternativamente tus hombros provocando un balanceo hipnótico de tus senos sobre mi rostro.

Y tu descarada insinuación pronto obtuvo resultados, llevando mi masculinidad a una rigidez pétrea, alimentada por el dulzor de tus tostados pezones que, alcanzados por mi lengua, comenzaban a marcarse sobre tus esféricos pechos.

Y eso te llevó a mover con suavidad tus caderas, en un lento y suave arrastrar el vértice de tus muslos sobre mi miembro latente, frotando tu vulva contra mi verga. Despacio, tortuosamente, dejando que tu cuerpo comenzara a destilar el elixir del placer embadurnándome poco a poco, convirtiendo el torpe roce en un suave y placentero resbalar, donde nuestros sexos se deslizaban, piel contra piel mojada, como un mecanismo perfectamente lubricado.

Y en tu vaivén, el hambre de tus caderas te llevó a buscar la manera de engullirme sin piedad, moviendo tus nalgas dibujando imposibles círculos, yendo de izquierda a derecha, buscando desplegar por completo los pétalos de tu flor, hasta encajar la cabeza de mi ariete entre tus labios vaginales, y en un hábil y acrobático gesto de tu culo, comenzar a enterrarme en tu interior mientras yo te ayudaba empujando con mi cintura hacia arriba, hasta quedar totalmente oculto en tu cálida y húmeda cueva.

Y con medida lentitud te moviste sobre mi cuerpo, apretando con fuerza tus músculos, aprisionando mi polla, masajeándome con tu delicioso coñito, mientras tus tetas seguían ahí, al alcance de mi boca.

Y la respiración agitada invitó a la fiesta a generosos suspiros que, inevitablemente, se convirtieron en obscenos gemidos y en desgarradores gruñidos, muestras descaradas de un placer exquisito y soberbio.

Y tus tetas comenzaron a botar sobre mi cara cuando tu culazo comenzó a saltar sobre mi verga, sensaciones demoledoras que nublaron mi mente y te arrastraron al abismo de tu clímax que me anunciaste empapando mis huevos con tus flujos y exhalando un grito ahogado de placer, y como dos suaves olas separadas por una fina lengua de tierra, nuestros cuerpos se fundieron en una dulce marea, compartiendo mezclados fluidos cuando derramé mi néctar en tu sabroso sexo.

Y enfrascado en estos recientes recuerdos, mientras enjabonaba mis nalgas, tuve la sensación de sentirme observado. Me giré y ahí estabas, desnuda, apoyada en el quicio de la puerta, contemplándome, con tu dulce mirada y tu inocente sonrisa.

 

jueves, 11 de mayo de 2023

CALOR, DEMASIADO CALOR, OBSCENO CALOR



Días de estío, en los que la temperatura modifica el estado natural de los objetos, de la materia y de los cuerpos.

Días en los que las cosas se funden, lo líquido se evapora, lo sólido se derrite, la piel traspira, los cuerpos se calientan y los sexos se revolucionan.

Quizá no todos experimenten lo que mi cuerpo manifiesta cuando el calor lo sofoca, pero en mis carnes sufro y disfruto lo que las altas temperaturas provocan.

Es una sensación, ¿Cómo explicaría yo?, entre incómoda y excitante. Sentir mi sexo dilatado, semierguido, de manera constante a lo largo de la jornada desde que el termómetro sube en el primer tercio de la mañana, hasta que, casi al anochecer, se libera esa tensión acumulada. Hasta que permito que mi deseo termine de desatarse.

Desesperación es lo que siento con mi cuerpo prisionero de esa primitiva excitación que me provoca este calor. Obscena sensación que me persigue a lo largo del día hasta que, por fin, consuelo mi aberrante estado.

Y me siento primitivo y salvaje, perdiendo cualquier atisbo de romanticismo y de sutileza. No quiero hacer el amor, quiero copular como una bestia, quiero montar a mi yegua, igual que hace un semental en celo a la hora de montar a su mejor potra.

Quiero oír el chapoteo de tu sexo empapado cada vez que te penetro con fuerza y mis testículos topetean en tu culo, hasta sentir que me los mojas. Quiero lamer tus pechos, morderte los pezones, hasta hacerte prisionera bajo mi cuerpo sudoroso. Es un estado casi inmoral, en el que me siento erecto y salido, salido como un cabrón, en el que siento mis testículos hinchados y calientes.

Es un estado en el que pierdo la razón y la cordura, y lo que me apetece es desnudarte, ponerte a cuatro, sobre la cama, separar tus nalgas con mis manos, hundir mi cara entre tus muslos, olerte y lamerte, darte un fuerte lengüetazo arrastrando mi lengua desde tu clítoris hasta tu esfínter y penetrarte con fuerza mientras te sujeto por las caderas. Poseerte de manera intensa, con brío, con fuerza, que se sienta, que se respire, que se vea, que se oiga.

Y morderte el cuello, la nuca, los hombros, mientras empujo con fuerza hasta lo más profundo de tu sexo.

Hasta sentirte entregada, totalmente empapada, con tus pezones erguidos y tus muslos abiertos para mí.

Es un estado en el que no te haría el amor, sino que te follaría como si nos fuera la vida en ello. En otra ocasión, dejaría que me montases, que me cabalgases, aplastándome los huevos con tu culo en cada caída, pero hoy, no, hoy soy yo quien quiere mantener el control.

Y el reloj avanza despacio, como si de una tortura se tratara, e intento distraer mi mente para que mi bragueta recupere un deshinchado estado que, por lo menos, sea inapreciable a simple vista, pero consciente de que, al llegar a la intimidad de mi casa, en cuanto me desnude, otra erección incontrolable se manifestará exigiendo consolar la excitación de todo el día.

Y cuando llega el ansiado momento, es un momento explosivo, en el que las reacciones se suceden casi espontáneamente y de intuitiva manera, pero no siempre con la misma secuencia.

A veces me miro, delante del espejo del vestidor, desnudo y empalmado, y me sorprendo a mí mismo.

Me excita verme agitando mi miembro con una mano y apretándome los huevos, para que no se bamboleen, con la otra.

A veces, unos rápidos e intempestivos meneos son suficientes para hacerme entrar en erupción y, otras veces, en cambio, nunca encuentro consuelo y quiero más, y más, y más.

Y casi en trance, y con la razón nublada, vienen a mis recuerdos el placer de tus rincones, la suavidad de tu piel, la lascivia de tus besos, la humedad de tus muslos, tus agónicos gemidos cada vez que nuestros cuerpos se acoplan sincrónicamente, y te siento tensando tus muslos, arqueando tu espalda, apretando tus nalgas al tiempo que exhalas ese desgarrador alarido de sublime placer que me advierte de la llegada de tu clímax, momento que me derramo de manera incontinente y obscena, espasmódicamente, hasta recuperar la calma.

Y lentamente, recupero el aliento y abro mis ojos, y me veo frente al espejo, desnudo y aflojado, complacido, pero deseoso de que hubieras estado aquí, conmigo, para haber compartido ese placer contigo.


 

LA TÉNUE LUZ DEL ALBA

La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...