Si ayer fui yo el débil hombre que no pudo contener su excitación cuando el alba interrumpió mi descanso, hoy eres tú la que amaneces encendida cual hoguera, albergando en tu interior las brasas candentes de la pasión por satisfacer.
Y sin contemplaciones me miras, como una pantera, te acercas sin disimulo y me montas con descaro, cabalgándome con el ansia que tu excitación dicta, acompasando tus caderas al ritmo de los acuosos sonidos que nuestros sexos emiten cada vez que con armonía, dejas caer tus nalgas sobre mis pelotas.
Endemoniado movimiento el de tu culo, que retuerce mi erecto falo en el interior de tu cuerpo hasta que te sorprende el calor del clímax multicolor que experimentas, aumentando la velocidad de tus cadenciosos vaivenes hasta arrancarme la última gota de mi esencia.
Satisfecha quedas, yo sorprendido, los dos complacidos. ¿Vienes de nuevo?
Iré ,cuando lo compruebe la primera vez
ResponderEliminarEntonces comprobémoslo.
EliminarQuiero volver
ResponderEliminarCuando gustes.
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