Tenso, inquietante pero excitante momento el que vivimos cuando, en generosa entrega, te pones a mi merced, demostrando máxima confianza y consintiendo que trabe tus piernas en evitación de, más que resistencia por no ser poseída, musculares reflejos por la intensidad del placer que sientas en tu más sensible caramelito de placer. Instintivo movimiento que se transmite a tus piernas e intentas juntar las rodillas, en signo de protección, al sentirte devorada en ese vértice maravilloso, donde convergen tus muslos, donde se atisba la fuente del maná, donde tu flor despliega sus pétalos brillantes por tu preciado rocío, donde tu esfínter se contrae cadenciosamente, donde tu botoncito se yergue y endurece, insolente, asomando del capuchoncito de piel que lo protege.
Respiración agitada la que te lleva a boquear como un pececito en su pecera, con menos oxígeno del que tu mente necesita. Tus manos nerviosas buscan con desesperación la salvación de mi verga, que en agónica espera, agitas con la equivocada creencia de que, una vez entrada en erupción y con su magma blanquecino manando a borbotones, tu sexo quedará liberado de la intensidad de ese diabólico placer.
Gemidos y jadeos que acompañas retorciendo tu cuerpo sobre la seda de las sábanas. Arqueas tu espalda endemoniada, mientras mi cara sigue hundida entre tus muslos. Convulsionas, me mojas el rostro, te como con fuerza, te lamo, te froto, te succiono, gritas, te contraes, acelero, te corres.
Y relajas tus piernas recuperando tu aliento. Y todavía tiemblan tus rodillas. Y tus pezones siguen levantados sobre las colinas de tus pechos.
Y la serena paz invade tu mente y tu coño.
Pero la fiesta no ha terminado. El diablo que habita en mi interior ha despertado, y se muestra ante ti en desafiante pose con generosa e impertinente erección. Es la hora de levantar hacia el cielo la barra que une tus tobillos, es la hora de tenerte al alcance de mi falo, es la hora de consumar y concluir, de compartir la lava que arde en mi interior.
Es la hora ,siiii
ResponderEliminarEntonces es el momento.
EliminarInteresante relato. Dominación y sumisión, una combinación inquietante, estar a merced de la otra persona sabiendo que te va a satisfacer pero sin libertad de movimientos
ResponderEliminarExacto, abnegada y voluntaria entrega que se convierten en suma responsabilidad para satisfacer esa generosidad.
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