METRICOOL

viernes, 27 de enero de 2023

TAHÚR


Y ante tu arrogancia te propuse un juego de cartas, donde el que perdía se sometía y el que ganaba dirigía. Aceptaste y saqué de un bolsillo de mi chaqueta la baraja francesa, y fue al verme remover las cartas cuando un rayo helado recorrió tu espalda, hasta hacerte casi palidecer, tragaste saliva e inconscientemente una tímida sonrisa adornó tu rostro. Tu inocencia y vanidad te llevaron a pensar que quizá podrías ganarme, cuando este tahúr se había forjado en las más variopintas timbas. Te rendiste antes de repartir, cuando al clavar mis ojos en tus pupilas adivinaste lo que quería y, sin tener que pedírtelo, te sacaste las bragas y me las diste en la mano. Las llevé a mi nariz e inspiré tu aroma, ese olor a hembra necesitada de su macho, ese olor que hizo que mi bragueta se abultara en segundos, lo que no pasó desapercibido para ti. Me acerqué, te cogí por la coleta y tiré de tu pelo hacia atrás, dejando tu cuello a mi alcance, para comenzar a mordisquearlo, subiendo hasta tu boca, donde nuestras lenguas comenzaron a enredarse. Alargaste las manos y soltaste mi cinturón, mientras desabrochaba el cierre de tu sostén, dejando que tus hermosos pechos respiraran libertad. Tus manos liberaron hábilmente mi pene de su cautiverio a la vez que te remangaba el vestido dejando tu sexo al aire, momento que aprovechaste para, subiendo un pie a una silla, frotarte con mi glande. Pronto afloró tu humedad embadurnando viscosamente la cabeza de mi ariete, pronto sentí tus labios resbalando sobre mi verga cuando la movías de abajo hacia arriba sobre tu vulva. Pronto comenzaste a buscar la manera de tenerme dentro. Pronto encontré la forma de empujarme en tu interior. Pronto suspiraste, gemiste, jadeaste, te corriste. Estabas realmente excitada y necesitada. Más mojada aún, te volteé y puse de espaldas, y dejando tus nalgas desnudas ahora fui yo quien te frotaba pasando mi polla entre tus muslos. Apoyaste tus manos sobre el respaldo de la silla. Tus caderas nerviosas describían diabólicos círculos buscando que cayera en tu profundidad, hasta que encontré el momento, encontré el camino, y de un golpe seco entré hasta el final, haciendo que dieras un placentero respingo. Y la erección me llevó a empujar con fuerza, cada vez más rápido, haciendo que tus pechos se bambolearan alegremente. Y cada vez te mojabas más, y cada vez me deslizaba mejor, y cada vez más tu humedad me impregnaba, resbalando por el tronco de mi falo y goteando por mi escroto. Y me sentí ido, confuso, abatido, extasiado y una cachetada hizo que agitaras tus caderas y que comenzara a inundarte con mi esencia espasmódicamente. Y la partida terminó, cuando el almibarado néctar resbalaba por tus muslos, cuando ese olor a clímax inundó la estancia, cuando ese grito de placer me indicó que habías vuelto a correrte, cuando caí sobre tu cuerpo completamente derrotado, cuando esa baraja volvió de nuevo al bolsillo de mi chaqueta. ¿Quieres jugar otra partida?

4 comentarios:

Deja tu comentario sincero sobre lo que te ha parecido el relato. Lo leeré con mucha atención. Gracias.

LA TÉNUE LUZ DEL ALBA

La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...