Deseosa y curiosa por el qué se sentirá cuando me adueñe de tu cuerpo, siempre con el fin de proporcionarte el más exclusivo de los placeres.
Cuando tu memoria recuerda nuestro último encuentro, en el que te ejercitaste para tomar consciencia de tus músculos internos y, sorprendida, comprobabas el placer que eras capaz de sentir, contrayéndolos y relajándolos, obedeciendo la cadencia que mis susurros te marcaban.
Siempre con la sensación de desear seguir, según experimentabas el calor en tu entrepierna, el aumento de fluidez en tu interior, el desplegar de tus pétalos tímidamente, la progresiva turgencia de tu clítoris, la quemazón de tu esfínter.
Acompañando cada contracción con una cálida oleada de placer que invadía tu bajo vientre, con un gemido inconsciente, hasta que, sin preverlo, tu sexo palpitaba rítmicamente y un impertinente orgasmo se adueñaba de tu voluntad.
Y quedando satisfecha, pero con ganas de más, te preguntabas ¿Cuál será el siguiente paso?
Y hoy quieres saberlo, y sentirlo, y probarlo, y disfrutarlo. Y sabes que, en nuestro íntimo y consentido encuentro, tu cuerpo gozará el placer de lo exquisito y, contrayendo y relajando, deseará sentirse invadido, sensación intensa y excitante que, con tu predisposición y confianza te llevará a un clímax sibarita.
No me hagas desesperar, estoy impaciente por hacerte disfrutar. ¿Vienes ya?
Estoy esperando.,....,
ResponderEliminarEl que espera, desespera.
Eliminar