METRICOOL

martes, 3 de enero de 2023

DESPERTAR CALIENTE


El día me sorprende, todavía entre sueños, inquieto, con una acerada erección y deseos incontrolables de satisfacer ese primitivo instinto. La cabeza de mi miembro descubierta, expuesta, violácea, hinchada, tersa y brillante, está hipersensibilizada por la rigidez que mantiene desde no sé qué hora del amanecer. Y aun así, busca la caricia de las suaves sábanas, que torpemente empuja, buscando una oquedad que cubrir, igual que un potro inexperto cuando, por primera vez, acude al encuentro de una yegua en celo. Me invade una excitación que aumenta exponencialmente cada segundo que pasa cuando, todavía somnoliento, siento la aterciopelada piel de tu cuerpo, yaciendo de lado, en el otro extremo de la cama. Deslizo las yemas de mis dedos por tu costado, acariciando tu hombro, tu cuerpo, tu cadera, tu muslo, tus redondas y expuestas nalgas. Me sientes y te acomodas, ofrecida, disfrutando de esas sensaciones. Y las yemas de mis dedos se sumergen entre tus muslos, separando los cachetes de tus glúteos, alcanzando el suave, húmedo, oculto, íntimo y privado rincón de tu cuerpo que esconde tus dos túneles que conducen al paraíso. Y con elegante maestría separas tus nalgas y te acomodas boca abajo mientras paso mi mano, bajo tu cuerpo, con la palma hacia arriba, hasta casi tu ombligo, y a la vez que vas posando tu cuerpo sobre la cama voy arrastrando mi mano por tu vientre, por los rizos de tu pubis, por tu clítoris, por tu vulva, por tu perineo, por tu ano, recogiendo y extendiendo tus flujos por el territorio que deseo, haciéndote elevar las caderas y facilitándome el acceso a tu tesoro. Me sorprende la humedad acumulada y la facilidad con la que mis dedos resbalan y se impregnan con la viscosidad de tus fluidos, el calor, casi abrasador de tu sexo, la suavidad de los pétalos de tu flor, la turgencia de tu clítoris y la excitante rugosidad de los anillos de tu esfínter, y tímidos gemidos se te escapan a la vez que tus caderas comienzan a moverse. Me pongo sobre ti, separando más tus muslos con mis rodillas, posando con delicadeza mi cuerpo sobre tu espalda, besando tus hombros y buscando con ansias tu puerta del placer. Y, de nuevo, empujo torpemente mi verga contra tu cuerpo, buscando tu entrada, y siento en mi glande el calor de tu cuerpo, la humedad de tu sexo, que aumenta por momentos, y resbalo, y patino una y otra vez hasta que, hábilmente, pasas una mano bajo tu cuerpo, me sujetas, te frotas con fuerza y posicionas mi polla en la dirección correcta, que con una mínima presión se desliza sin dificultad hasta lo más profundo de tu cuerpo. Y buscas con tu mano hasta alcanzar mis testículos que coges con fuerza, aprietas y tiras de ellos hacia ti, haciéndome embestir contra tus nalgas mientras un gruñido sale de mi garganta.

Y comienza el vaivén furioso, agitado, rápido, desesperado, acompañado por la sinfonía de gemidos y jadeos, que ponen banda sonora, junto con la melodía del chapoteo de tu sexo, a este fugaz encuentro.

Y tus caderas se mueven con furia, te retuerces bajo mi cuerpo y pierdo la razón cuando me gritas que te corres, mojándome los huevos que masajeas todavía con tu mano, arrastrándome contigo al abismo de este crepuscular clímax con unas espasmódicas contracciones.

Y quedamos tendidos y agitados, buscando recuperar el aliento y el sosiego, pero plenos de placer.

Y el sol se cuela impertinente entre las rendijas de la persiana.

¿Quieres que prepare café?



lunes, 2 de enero de 2023

VELADA TRANQUILA


La velada había discurrido tranquila, amena, interesante y divertida, incluso cuando, jugueteando, comprobamos que nos sobraba la ropa y comenzamos a despojarnos de ella entre cómplices miradas y alguna sonrisa.

Pero inesperadamente, te revelaste rebelde, inconscientemente traviesa y peligrosamente deseable. Y despertaste al diablo que llevaba intentando contener desde la primera copa de vino, cuando nuestras miradas se retaron en ese primer brindis.

Tampoco te resististe cuando adivinaste mis intenciones al ver como cogía un largo pañuelo de seda para vendarte los ojos, echando hacia atrás la cabeza para que tu larga melena no interfiriera en mi objetivo.

Suspiraste profundamente al sentir mi aliento en tu nuca, al liberar tus senos del sostén, al rozar tus costados con mis dedos, al entrelazar nuestras manos mientras te mordisqueaba los hombros.

Te paralizaste cuando perdiste cualquier contacto conmigo, apenas sentías el calor de mi cuerpo en tu espalda y destellos de mi olor, mientras me quitaba la ropa que todavía me quedaba, liberando mi sexo erecto.

Inspiraste hondo al sentir mis manos sobre tus hombros, recuperando la paz por saber dónde estaba. E inspiraste más profundamente cuando sentiste la punta de mi lengua arrastrándose por tu columna vertebral, hasta que mis manos llegaron a tus caderas, y pinzando con dos dedos la fina cinta de tela de tus bragas, las deslicé por tus piernas hasta quitártelas por completo.

Gemiste e instintivamente separaste tus muslos al sentir mi rostro entre tus nalgas, mientras con mi boca devoraba tu intimidad más oculta, mientras arqueabas tu espalda, mientras con mis manos separaba los cachetes de tus glúteos, mientras mi lengua lamía ansiosa sin límites ni tabúes, haciéndote flexionar las rodillas mientras te devoraba.

Jadeaste fuerte al sentir como entraba en ti, de un golpe fuerte, después de haber extendido en tu entrepierna, con la punta de mi glande, la viscosa mezcla de tus flujos con mi saliva.

Bramé mientras empujaba en tu interior una y otra vez, con tus manos por encima de tu cabeza y sujetadas por las mías, apoyadas en la pared, hasta casi hacerte perder el equilibrio, cuando con el ímpetu desmedido, que la excitación de sentir mis testículos mojados por ti, me llevaba a aumentar el ritmo.

Gritaste al correrte y te retorciste sobre mi verga, agitando tus nalgas con fuerza, y me pediste que te regara con mi esencia, mientras te contraías rítmicamente sobre mi polla, ordenándome sin compasión hasta la última gota acumulada.

Resbalé de tu interior lentamente, liberé tus ojos, nos miramos fijamente y nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso.

¿Volverás a despertar mi diablillo escondido?


domingo, 1 de enero de 2023

EN RUTA DE NUEVO



El sol huyó abandonando la tarde, dejando paso a la luz de la luna. Tarde fría de invierno. Tarde aburrida en la que pienso, recuerdo, recapacito. Víctima de la ira de los intransigentes, vi como el rincón donde compartía mis fantasías se tornaba un territorio hostil. Sufrí como mis humildes letras, acompañadas por imágenes, eran censuradas y prohibidas. Imágenes sensuales, provocadoras, cierto, pero no ofensivas.

Decepcionado me tomé un tiempo de reflexión, mientras daba libertad a los traviesos duendes que habitan en mi mente, intentando recrear las escenas que protagonizaban, con las hadas que les acompañaban, en otros textos a la vez acompañados de sus escenas gráficas.

Mi blog en Tumblr, sweetsidedeepside.tumblr.com, de la mano de mi perfil de Instagram, https://www.instagram.com/sweetside.darkside/, fueron testigos mudos de mi búsqueda de consuelo. Praderas en las que dejar corretear a mis diablillos. Valles en los que encontrar la terapia que mi mente en constante ebullición necesita para intentar sobrevivir sereno a mi existencial caos.

Arranco de nuevo, tranquilo, en búsqueda de mi hada, sin prisa, sin desesperación. Mientras, seguiré complaciendo mi gula de piel con letras que me lleven a esos paraísos que, no por estar ya casi olvidados, son menos deseados.

Pondré música, saldré a carretera, y disfrutaré de íntima paz al volante con los kilómetros que por delante tengan que venir. ¿Mi destino? No lo sé. Tengo el tanque lleno y muchos kilómetros por recorrer. Solo puede pararme esa hada que me cautive. ¿Cómo? Lo desconozco. Quizá su mirada, su voz, sus besos, sus caricias, su predisposición a dejarse complacer, a abandonarse y entregarse a las artes de este melancólico ser.

Sensaciones inconfesables” serán las que me guíen en la ruta. ¿Vendrás?

LA TÉNUE LUZ DEL ALBA

La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...