Hay nudos imposibles con un placentero desenlace.
Nada es lo que parece, pues hasta el más romántico de los hombres tiene su lado oscuro.
Hay nudos imposibles con un placentero desenlace.
Y cuando el sol despertó, nuestros cuerpos se encontraron.
Y la velada comenzó cuando, briosa, me despojaste de la chaqueta.
Ahí se apagó la luz. Así se encendió el deseo.
Y mientras bailábamos nos desnudamos, nos besamos, nos amamos.
Sólo déjate llevar, te dije, y para no equivocarte decidiste poner
tus pies sobre los míos. Nunca fue tan placentero un baile. ¿Bailas?
A la vista está que te gustó el menú, aunque tu impaciencia te
llevará a buscar tú misma el postre.
Alarga la mano y coge la mano que
ofrezco. Dedos que se cruzan, yemas que se sienten, piel caliente. Mano que de
la mano de tu entrega se afanará por complacerte. Amantes que yaciendo uno
sobre otro, se atrapan por los sexos convirtiéndose en un solo ser mientras se
cogen de las manos, apretando con fuerza sus dedos al sentir el desbocado
cabalgar de sus vientres. ¿Coges mi mano?
Hora de una reconfortante ducha. Pero qué aburrido es duchar solo.
¿Me acompañas?
La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...