Jornada de descanso, de reposo, de reflexión.
Mañana de perezoso domingo como perezoso está mi desnudo cuerpo, cobijado
todavía bajo el cálido edredón. Abro, a regañadientes, los ojos, a medias,
ofendidos por el impertinente sol. Es domingo, pienso, y miro a un lado y al
otro de mi cama y compruebo la soledad de mí mismo con mi yo. Es domingo,
ratifico, y confirmo cómo querría que fuera esta mañana que despierta de
domingo. ¿Que qué quiero? Pienso en mis adentros, café, susurro mientras
inspiro y recuerdo el intenso aroma de la adictiva infusión. ¿Café sólo? Café
sólo, largo y cargado, sin azúcar y con un polvito de canela que matice su
sabor. ¿Café negro? Café negro y en tus labios, café negro sobre tu piel, café
negro y tu calor, café negro con tu cuerpo anexo. Es domingo y sólo quiero eso,
café y sexo, eso es lo que quiero yo, con un polvito de amor.
Que buenos tienen que ser esos domingos ....despertar así ....un café con polvitos de canela o de sexo
ResponderEliminarSon domingos de placentera pereza compartida.
EliminarEsa pereza de los domingos debería ser una asignatura obligatoria y por supuesto mejor adornada con un café que reaviva sensaciones...
ResponderEliminarMaravillosa combinación.
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