Sin saber muy bien a cuento de qué, nos
vimos sentados frente al mar en esa discreta playa a la que habíamos llegado
casi por casualidad. La temperatura era ideal y se respiraba una paz casi
celestial.
Llevábamos todo el día tonteando,
provocándonos mutuamente con roces descuidadamente calculados, sutiles caricias
y veladas declaraciones de intenciones, lo que había inducido a nuestros
cuerpos a un estado de controlada excitación mantenida.
No demasiado tarde, reparamos en que
estábamos solos en ese paraíso. Nuestras miradas se cruzaron, nuestros ojos
irradiaron el brillo especial que irradian los ojos de los amantes que se dicen
todo con el brillo de sus ojos, nuestros labios dibujaron una pícara sonrisa y
dejamos que el deseo nos embarcara en el velero de un apasionado y furtivo
encuentro.
Tarde primaveral de soleada luz. Idílico
marco para sellar nuestro amor. Olor a salitre, cuerpos templados, pieles
sensibles.
¿Nos damos un baño?
Uno ,solo ....los que quieras
ResponderEliminarEntonces muchos.
EliminarUn lugar ideal para relajar los cuerpos del insistente deseo, el vaivén de las olas que se entremezcla con las caricias, los besos y que ayuda a apagar el calor de los desnudos cuerpos...
ResponderEliminarNo podría haberlo descrito mejor. Felicidades.
EliminarMuchas gracias, es lo que tiene leer y sentir que la imaginación vuela sola...
EliminarEs lo que tiene estar vivo y sentir.
EliminarEl vídeo y la canción maravillosos...
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
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