Amanece el madrugador día,
con su
luz impertinente al alba.
Despierta
mi cuerpo de hombre,
cubierto
bajo las sábanas.
Las
flores abren sus pétalos,
al son
que la claridad marca.
Inspiro
y huelo a café,
con mi
boca aún sellada.
Te busco
y no estás aquí,
y mi
corazón se para.
Cierro
los ojos y veo,
tu
desnuda belleza larga.
Te
quiero, te siento,
te
añoro, me faltas.
Apareces,
te tumbas,
me
besas, me alcanzas.
Te
cruzas, me montas,
te
cubro, cabalgas.
Y las
flores lloran el almizcle
que
nuestros cuerpos manan.
Domingo
al alba.
¿Cómo no he podido leer esto antes? Qué hermosoo!! tanto el contenido como la forma de escribirlo, con aroma a poesía y a sensibilidad. Me encantó y con tu permiso ¿Lo puedo guardar?
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
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