METRICOOL

viernes, 10 de febrero de 2023

DÍA DE LA DANZA




Y qué mejor manera que celebrar el día de la danza danzando. Danzantes que vuelan sobre el parquet y giran sobre el eje de sus cuerpos. Baile simétrico sobre la perpendicular de sus miradas. Bailarines que se mueven al compás del elegante vals, ojos clavados en ojos deseosos de ver los contrarios labios acercarse con valor.

Sonrisas espontáneas, caricias imposibles, cuerpos que se arquean, sutiles placeres los de las sutiles sensaciones del sensual baile.

Cortejo de dos amantes que se muestran y se ofrecen. Elegantes gestos los que acompañan al ritual. Dama pretendida, Caballero caballeroso, educado y protocolario, pero hombre de su tiempo, nada trasnochado.

Compañía que se pide, mano que se ofrece, y mientras los primeros acordes suenan, la pareja de la mano va, camino del centro del salón donde ejecutar su don.

Ritmo cadencioso que nos mantiene distantes, en armoniosa pose concentrados en el baile.

Invitados que se ausentan ante la evidencia de sentirse ignorados, hasta quedar solos tú y yo, acompañados por la música.

Cómplices gestos nos delatan y, al son de la melodía, la confianza establecida deja paso a la pasión que florece.

Un beso, dos, tres, no sé cuántos te di, y perdí la cuenta de las veces que tus labios se posaron en los míos. Más tras los besos las manos perdieron la timidez y con delicadeza, pero sin titubear, buscaron nuestros cuerpos. Curvas imposibles, rincones ocultos, bultos descarados. Cuerpos excitados que traspiran agobiados bajo los ropajes que nos sobran.

Sueltas mi cinturón, desabrocho tu vestido, desabotonas mi pantalón, descubro tu cuerpo. Lenguas que se enredan mientras liberas mi miembro. Cuerpos que se ciñen mientras suelto tu sostén.

Respiración agitada, calor y más calor que nos hace arder en la hoguera de la excitación sonora, en la que la música se mezcla con ahogados gemidos y sonidos prohibidos fruto de la primitiva cópula.

Amantes expuestos sin más protección que la caliente piel que cubre sus cuerpos. Amantes brillantes por la fina capa de la transpiración de su piel. Amantes perfumados por el delicado aroma de la natural excitación sexual. Amantes impacientes, amantes agitados, amantes que se aman bailando con sus cuerpos fundidos en un todo y único amante.

La música acelera el ritmo, los cuerpos la acompañan. Las respiraciones agitadas se convierten en gemidos. Los gemidos en jadeos. Los jadeos en gruñidos guturales y animales que denotan la llegada de la explosión final. Los cuerpos se baten furiosos. Los rostros reflejan gestos de inexplicable placer. Nalgas, cinturas, pubis, caderas, brazos y espaldas, cuellos y muslos que se enzarzan en el agónico final de la primitiva danza hasta que al son del timbal la pareja explota.

Regueros de mezcla de almibarados fluidos resbalan por los cuerpos e impregna el ambiente.

Cuerpo con cuerpo yacemos, satisfechos y exhaustos. La música calla.

¿Volverás a concederme otro baile?

12 comentarios:

  1. No me gusta bailar,pero un baile así no se le puede negar a nadie!Preciosa danza.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo y, efectivamente, un baile así no se puede negar.

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  2. Siempre diré si a un baile. De hecho es de las cosas que más echo de menos.

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  3. No sé bailar pero estaré encantada de que me enseñes

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    1. Será un placer apoyar una mano en tu hombro, posar la otra sobre tu cadera, y guiarte al compás de la música.

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  4. Me encantaría poder disfrutar ese baile ....por lo menos un baile

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  5. Cabecitalinda09 mayo, 2025 17:37

    La música crea la magia que hace dejarte llevar sin límites. Una de mis publicaciones favoritas, por cierto me encanta bailar...

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    1. La música nos transporta y nos inspira, acompañándonos de la mano en tan íntimo baile. Pondré música. Bailemos.

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