Hoy desperté generoso y haré entrega de un valioso vale, valedor para unos besos, de esos que se sabe cómo comienzan, pero no cómo terminan, un vale para unos besos de esos que terminan en sexo salvaje.
Besos inocentes que comienzan con un inocente baile. Miradas a los ojos, brillo de pupilas, labios que se acercan buscando la aprobación del otro en íntimo ósculo entre cómplices sonrisas. Suave trotar de los corazones, despertando del letargo e irrigando con su rítmico latir los cuerpos que lentamente va templando.
Ósculo que se consuma con delicada técnica, acoplando unos labios contra otros, mientras los húmedos apéndices exploran precavidos las oquedades adyacentes. Lenguas que, cómo cuernos de caracol al sol tras una lluvia de verano, se contraen cuando son rozados. Lenguas que en actitud retráctil se repliegan a su cueva cuando sienten la húmeda lengua del compañero de baile.
Baile que siguen las lenguas, confiadas en su nuevo avance, enredándose entre ellas como enredadera sobre el tronco del árbol salvaje. Movimientos lentos y mojados, círculos, oclusiones y mordiscos, que atrapan esas lenguas entre labios y dientes con fuerza precisa.
Besos que con más besos en apasionados besos se convierten. Besos que arrastran las manos por los cuerpos de esos dos seres besados. Besos humanos. Besos excitantes que llevan nuestros corazones al galope trepidante. Besos en la oreja que, de punta ordena a nuestro vello que así se muestre cuando la piel se arruga al contraerse por el frío que recorre nuestra espalda al sentir la cálida humedad de tu aliento y de tu lengua entre los pliegues de mi oído.
Besos en el coche, impertinentes e impacientes ante la mirada furtiva del chófer por el retrovisor. Noche de fiesta que en festín carnal anuncia su final. Besos jóvenes e insolentes, de deseo de cuerpos ardientes, incapaces de aguardar la llegada al hotel para desatar su furia. Besos compartidos con mudo testigo que recuerda que hubo un día que el también besó en el asiento de atrás de un coche.
Besos en el cuello, casi tan peligrosos como placenteros, pues tienen la virtud de anular la voluntad de nuestros muslos. Aflojan nuestra disciplina y la fuerza de los músculos se desvanece cuando sobre la nuca sentimos el aliento de la persona que nos besa. Fuerzas justas para no caer, manteniéndonos milagrosamente de pie, fuerzas medidas para separar las piernas buscando que el aire que nos falta en los pulmones enfríe las llamas de la hoguera que bajo nuestro vientre ondean.
Besos prohibidos en ardiente piel, deseosa de ser besada. Besos en el vientre que, más que besos son lamidas, cuando arrastras tu lengua desde debajo de mi ombligo hasta encontrar mis labios para, paradójicamente besarlos como si tuvieras que pagar el peaje de humedecer mi piel para conseguir el beso que tanto deseo darte en los labios.
Besos en la carne que, al contacto de los labios y la lengua con humedad late. Carne que palpita independiente e involuntariamente. Carne que se abre, carne que crece, carne que se moja, carne que endurece.
Besos en la ducha que nada que la lluvia moje no haya sido ya recorrido por la lengua que humedece. Besos ardientes que enfrían el agua, besos fogosos que encienden los vientres. Besos y más besos que entre caricias se pierden. Cuerpos que confunden el sudor que los sofoca con el agua que sobre ellos vierte. Besos deseosos de que los besos obren el milagro de la excitación latente. Muslos que se enredan en los muslos, cuerpos que se buscan y se funden.
Besos que provocan el celo animal de los dos seres besados. Besos que copulan como copulan los cuerpos. Cópula primitiva y salvaje acompañada de movimientos brutales. Besos descarados que minimizan los gemidos que de nuestras gargantas salen. Jadeos indomables, gruñidos imprecisos, suspiros memorables. Orgasmos alcanzados que nos convulsionan mientras nuestros besos nuestra respiración sofoca. Cuerpos complacidos, cuerpos satisfechos, cuerpos relajados. Clímax explosivo, sexos vaciados.
¿Harás uso de tu cupón?
Qué sería del sexo y del amor sin los besos...
ResponderEliminarAlgo incompleto, sensaciones extrañas que no terminan de cuajar.
EliminarSitio y hora
ResponderEliminarDime dónde y cuándo.
EliminarCreo que lo sabes ya .....
ResponderEliminarEsos besos van cargados
Esos besos disparan a la pasión.
EliminarIntentaré hacer uso del cupón
ResponderEliminarSerá un placer corresponder.
EliminarTan Increíble tu descripción de todo lo que puede provocar un beso que se queda una sin respiración y sin palabras para expresar esa sensación que convierte la cordura en pura pasión...
ResponderEliminarSensaciones inconfesables. Muchas gracias.
EliminarUn vídeo de excitantes y apasionados besos. Cuánta atracción puede caber en un beso.Me encantó...
ResponderEliminarHay besos maravillosos.
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