Y en lo más profundo te tu vientre, le encontré refugio a mi
dureza. Calmé mi sed con tu humedad. Transformaste mi rigidez con tu
aterciopelado tacto. Saciaste mi hambre de hembra. Me dejé fagocitar por tu
insaciable deseo, materializado en el calor de tus muslos que, aspirándome sin
compasión, vació mis entrañas de mi lechosa esencia.
Con el aliento recuperado y el pulso sereno, tu brillante mirada
me hizo saber que sólo había sido el primer plato de un muy especial menú
degustación.
Maridemos caldos.
😈😈❤️❤️❤️
ResponderEliminarMuchas gracias.
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