METRICOOL

lunes, 3 de julio de 2023

COMIENZO DE SEMANA



Algunas mañanas de lunes me mantienen amarrado a la cama con una inmensa pereza. Otras, en cambio, amanezco pletórico, vigoroso, activo, excitado. ¿La razón? No la sé, más mi cuerpo despierta sensible, reaccionando al más mínimo estímulo. Somnoliento todavía, disfruto de una dulce y agradable sensación. Percibo esa rigidez bajo mi ombligo, que aumenta al contacto con las sábanas. Te recuerdo vagamente y tu aroma viene a mi nariz, tu calor a mi cuerpo, el sabor de tu piel a mi boca y tu humedad a la punta del ariete que, enredado entre las telas, despertó antes que yo.

Y mis caderas comienzan ese vaivén buscando tu cuerpo que se dibuja en mi mente. Y mi cuerpo se altera más. Y el placer aumenta, llevándome a un estado casi tántrico. Y despierto, pensando que todo ha sido un sueño, hasta que siento mi sexo salvaje. Incrédulo, llevo mi mano a mi pubis y me acaricio. Doblo las rodillas apoyando los pies sobre el colchón. Separando los muslos, aparto la ropa de cama y siento mis masculinos atributos colgando pesados e hinchados, acariciados ahora por una brisa de aire fresco que, lejos de amainar mis deseos, los potencia. Y sigo con sutiles roces y caricias, mientras el dedo índice de mi mano izquierda recorre mis ingles, mi perineo, circunvala mi escroto, que se estremece, y me hace elevar mis caderas, y aumento el ritmo, y mi respiración se agita. Sigo con fuerza mientras acaricio mi abdomen, hasta pellizcar mis pequeños pezones. Me enervo, me tenso, me arqueo, me agito, aprieto con fuerza mis huevos y mi pequeño volcán entra en erupción, lanzando borbotones de blanca lava que caen sobre mi vientre.

Inspiro profundamente, recupero el aliento, tu imagen se desvanece de mi cabeza y quedo sobre la cama, yaciendo satisfecho, mientras mi corazón se recupera, mientras mi sexo vuelve a su estado de reposo después de vaciarme del néctar acumulado.

Hay mañanas de lunes en las que hubiera preferido amanecer contigo.


 

4 comentarios:

  1. Cuándo la mente acecha hay reacciones inevitables del cuerpo que solo se calman cuando son satisfechas, me encantó la frase final...

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