Y justo en el momento oportuno no
puedes reprimir tus ganas y, volteándote como una gata te pones sobre mí, y
comienzas a cabalgarme rítmicamente, controlando el tiempo y la intensidad, la
cadencia y la profundidad de cada culeada. Y de mi garganta arrancas gruñidos
ahogados cada vez que aplastas mis testículos con tus nalgas, lo que todavía te
excita más, y consciente de que pueden arrastrarte al clímax final intentas
tapar mi boca y asfixiar mi garganta, desesperada para no oír mis gemidos que,
como cantos de sirena, te llevarán a estallar de placer. ¿Nos dejamos llevar?
Ideal es dejarse llevar y conquistar el cuerpo llevándolo a su máximo placer...
ResponderEliminarAbandonarse al goce absoluto es sumamente placentero.
EliminarPor supuesto!!!
ResponderEliminarNo has dudado ni un segundo!!!
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