Con el ocaso de la tarde te lo dije.
En la penumbra del hogar te lo pedí.
Déjame besar tu cuerpo.
Déjame beber tu hiel.
Nada es lo que parece, pues hasta el más romántico de los hombres tiene su lado oscuro.
Con el ocaso de la tarde te lo dije.
En la penumbra del hogar te lo pedí.
Déjame besar tu cuerpo.
Déjame beber tu hiel.
La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...
Proposición adictiva...
ResponderEliminarInteresada sed.
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