Geometrías imposibles de ángulos agudos.
Rincones, esquinas, huecos y émbolos, que se ciñen al cilindro
haciendo el vacío, rellenando al completo, provocando el placer.
Nada es lo que parece, pues hasta el más romántico de los hombres tiene su lado oscuro.
Geometrías imposibles de ángulos agudos.
Rincones, esquinas, huecos y émbolos, que se ciñen al cilindro
haciendo el vacío, rellenando al completo, provocando el placer.
No es empujar, es acompañar.
No es someter, es supervisar.
No es utilizar, es compartir.
No es empotrar, es satisfacer.
Es tu placer.
Es mi gozo.
Es tu clímax.
Es mi todo.
Qué mejor amanecer que despertar contigo.
Qué mejor amor que la pasión al alba.
Qué mejor café que el compartido.
Un baño al ocaso,
desnudo te espero.
Rojizo horizonte,
caliente deseo.
Se enerva mi miembro,
viniendo te veo.
Entra en el agua,
abraza mi cuerpo,
besa mis labios,
cabalga sin miedo.
Empuja, no te vayas, me dijiste, mientras te contraías abrazando
mi erección con tu íntima flor.
Empujé, te acompañé, te inundé, te complací cuando al unísono
caímos aturdidos por la intensidad del clímax.
Agarra con fuerza
la dureza que eliges,
prepara tu cuerpo
para recibirme.
Susurra, disfruta,
gime, babea,
empapa mi hombría,
descarga mi esencia.
Las sábanas huelen a mí. Todavía mantienen mi calor. Ven a mi lado
y compartamos un café, una lectura, una pasión.
Feliz sábado.
Inmensa pereza la que a veces siento.
Memorias de encuentros sobre mi cama.
A mis ganas viene que tu cuerpo lama,
cuando mi piel se eriza al sentir tu aliento.
Ven y goza.
Monta, salta, brinca, cabalga,
muerde, besa, atrapa, desarma.
Qué mejor amanecer, que despertar con estas vistas.
Qué mejor amanecer, que desayunar tu cuerpo amado.
Qué mejor amanecer, que complacerte sin cuidado.
Qué mejor amanecer, que darte placer sin prisas.
Hora de reposo, vamos a la cama.
Hora de descanso que enciende la llama.
Hora que despierta entre tú y yo las ganas.
Hay “ojalás” que suenan a dulces cantos de sirena.
Hay recuerdos que viajan veloces por la mente.
Hay acciones que hacen que la piel se temple.
Hay caricias que provocan que los cuerpos candentes vibren,
palpiten,
que las carnes tiemblen, se estremezcan, se derramen.
Indecentes.
En el gesto de tu rostro está la invitación. En la actitud de tu
cuerpo está la aprobación. En el centro de tus muslos está la salvación.
¿Me las confiesas?
Con el ocaso de la tarde te lo dije.
En la penumbra del hogar te lo pedí.
Déjame besar tu cuerpo.
Déjame beber tu hiel.
Mueca de poderoso poder,
agarras fuerte lo que quieres,
entregado a ti me tienes,
mi piel quiere tu placer.
Besa, lame, araña, muerde.
Mi cuerpo es tu vicio ardiente.
Vacía mi furia en tu vientre.
Descansa sobre mi perenne.
Tras el incendio quedaron rescoldos.
Brasas de mojada pasión.
Diamantes de carne erguida,
muslos de dulce sabor.
¿Acaso hay algo que me excite más que ese gesto de placer en tu
rostro?
Sí, tus gemidos ahogados cuando sientes tu vientre desbordarse.
A la espalda de tu cuerpo
se templó mi alma.
En el calor de mi regazo
se alteró tu calma.
En las llamas de mis ganas
te busqué con ansias.
En rescoldos de pasiones
combustionamos al alba.
Piénsalo, y lo querrás.
Pídelo, y se te dará.
Suéñalo, y lo sentirás.
Vívelo. Te mojarás.
Hay paisajes imposibles, que recuerdan, que sugieren, que evocan,
que adivinan lo que mi piel siente, lo que mi memoria nubla, lo que mi nariz
respira, lo que mis ojos añoran. Hay playas vírgenes y montes de Venus.
En la ofrenda está la generosidad, aceptando la correspondencia,
muestra de complicidad, intimidad y obediencia.
Caliente despierto
al calor de tu cuerpo.
Caliente me siento
al rozar tu piel.
Caliente y ardiente
de tus muslos fiel.
Caliente me tienes,
caliente y salido.
Caliente te ofrezco
la miel de mi Olimpo.
Igual que el bravo mar
con su espuma envuelve el faro,
tú me exprimes con tus muslos
hasta vaciar mi falo.
Olas gigantes,
vaivenes mortales,
tormenta de mares,
orgasmos salvajes.
Humeante café valiente que su aroma propaga. Humeante café
caliente que con pudor nos embriaga. Humeante café. Te pienso. Con su intenso
perfume, madera y especias, caoba e incienso. Déjate llevar por la fuerza que
sientes al inspirarlo profundamente. Respira fuerte. Deja que te despierte el
cuerpo y alborote tu mente. Deja que te acompañe esta mañana. Deja que te
libere de la calma. Deja que te estremezca el alma. ¿Te apetece que te prepare ese
café?
El amanecer nos hizo compartir besos, deseos, pasiones.
Abraza, disfruta, siente,
no temas, sé valiente,
dentro de nuestro vientre ardiente,
hay más placer por venir.
Te espero paciente, para amarte con paciencia. Mas si me
desesperas, larga será tu espera en tu agónica súplica porque te lleve al
placer que deseas.
Ávida por libar mi néctar, en tu desesperación olvidaste los más
elementales modales.
Si aprieto tu cuello,
tu entrepierna aflojas.
Si beso tus labios,
tu sexo mojas.
Gime, jadea, goza.
Hambre salvaje y voraz que me hace perder la razón. Mente nublada
por el deseo, sexo en alerta por la excitación primitiva de oler tu celo,
sentir tu cuerpo y saborear la esencia que de entre tus nalgas se desprende
cada que vez que acerco mi rostro a la convergencia de tus muslos.
“Asesoramiento sobre el Servicio a pie de calle”.
“En caso de emergencia romper el cristal”.
Ferviente defensor de los servicios de asesoramiento, te propongo
ser yo quien te ofrezca este servicio integral. Ante dudas existenciales o
necesidades imperiosas, no dudes en consultarme, sobre el servicio, sobre el
uso, sobre los beneficios, sobre los resultados, sobre el placer.
Hay fuegos emergentes que precisan de actuación urgente.
Apaguemos las llamas, calmemos las ganas.
La ténue luz del alba se colaba entre las cortinas reflejando bellas sombras sobre nuestros cuerpos desnudos. Todavía dormías, como un áng...